En anteriores artículos veíamos qué es la esclerosis múltiple, como parte de los artículos de psicología que hablan de alteraciones físicas que también afectan a nuestra salud mental. En este artículo veremos qué es un ictus o infarto cerebral, los tipos de ictus que existen, las secuelas que nos puede dejar y cómo se trata.
¿Qué es un ictus o infarto cerebral?
El ictus, también conocido como accidente cerebrovascular (ACV) o infarto cerebral, es una emergencia médica que ocurre cuando el flujo sanguíneo a una parte del cerebro se interrumpe. Al igual que un infarto de corazón priva al músculo cardíaco de oxígeno y nutrientes, el ictus priva al tejido cerebral de lo mismo, causando la muerte de las células cerebrales afectadas.
Los síntomas del ictus pueden incluir:
- Debilidad o entumecimiento repentino en la cara, brazo o pierna, generalmente en un solo lado del cuerpo.
- Confusión repentina, dificultad para hablar o entender el habla.
- Problemas repentinos para ver en uno o ambos ojos.
- Dificultad para caminar o mantener el equilibrio.
- Dolor de cabeza intenso y repentino sin causa aparente.
Es importante actuar con rapidez si se sospecha de un ictus. Se debe llamar a emergencias inmediatamente.
¿Qué principales tipos de ictus existen?
Hay dos tipos principales de ictus o infarto cerebral:
Isquémico
Es el más común, representando alrededor del 80% de los casos. Se produce por la obstrucción de una arteria cerebral por un coágulo sanguíneo (trombosis) o por un coágulo proveniente de otra parte del cuerpo (embolia).
Hemorrágico
Ocurre por la rotura de un vaso sanguíneo debilitado en el cerebro, provocando sangrado e inflamación.
¿Qué secuelas o consecuencias nos puede dejar un ictus o infarto cerebral?
Las secuelas del ictus varían dependiendo de la zona del cerebro afectada y la severidad del daño. Algunas de las consecuencias más comunes son:
- Parálisis o debilidad en un lado del cuerpo.
- Dificultad para hablar o entender el habla.
- Problemas de visión.
- Dificultad para caminar o mantener el equilibrio.
- Pérdida de memoria o problemas cognitivos.
- Depresión o ansiedad.
¿Cómo podemos prevenir y tratar un ictus o infarto cerebral?
La prevención del ictus es importante. Se puede reducir el riesgo de sufrir un ictus controlando la presión arterial, el colesterol y el peso, realizando actividad física regularmente, no fumando y manteniendo una dieta equilibrada.
El tratamiento del ictus depende del tipo y la severidad del mismo. En el caso del ictus isquémico, se intentará disolver el coágulo mediante medicamentos o procedimientos endovasculares. En el caso del ictus hemorrágico, el tratamiento se centrará en controlar el sangrado y reducir la presión intracraneal.
